Amigo…
No creas que he guardado mis letras
Ni que la tinta de mi pluma se ha secado
O que las musas, mudas, se aburren en mi escritorio
Ni peor aún… que he claudicado…!
Sigo aquí, silenciosa, quizá doliente
Tal vez resguardando mi tesoro en papel de seda
O repasando viejas culpas que aún hieren
Dejándome cuidar por quien más me quiere.
A veces esta boca calla… castigada y merecidamente…
Seduce la verdad, pero plasmada hierve…
Y la musa indignada, con mueca enrevesada
Me cruza la cara con mis palabras como arma…
…y hasta que cicatrice esta herida
permaneceré… callada.
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4 comentarios:
Hermosa diferencia, permanecer callada y guardar silencio.
Siempre te espero con el deseo de leerte.
Gracias, sos un sol en un dìa nublado, un caballero, me ha hecho muy bien tu comentario. Un beso argentino!
Me parece, lejos, el mejor poema. Por tres cosas. Una idea central y clara, una seguridad de a quien te dirigís y un ritmo que te lleva como a un niño...y sumado a esto, la idea de que uno cuando está en las últimas no puede escribir. Si lo pensás bien, es como un poema del no poema....de la imposibilidad de escribir un poema, es decir, de callar..............saludos....
te recomiendo sobre este tema del silencio a un filósofo, sacerdote y poeta argentino llamado Hugo Mujica (estuvo siete años tomando votos de silencio en un monasterio, es excelente)....un beso
Muchas gracias por tu comentario M. muy buenas tus apreciaciones y muy acertadas. Ya me pongo a googlear a Hugo Mujica para leerlo. Tu aporte me es muy valioso!
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