Estrenando su flamante soledad, creyó que habría en sí misma algo que valiera la pena. Algo que él no hubiese descubierto todavía.
Desnuda frente al espejo, trataba de encontrar belleza en su insignificante geografía.
No encontraba nada. Todo le parecía espantoso.
En la revista abierta sobre la cómoda, unas ojerosas Venus hambrientas pretendían enseñarle los secretos para tener una vida feliz y exitosa.
Revolvió el primer cajón. Lo dio vuelta sobre la cama. Probarse algo sexy ayudaría.
-Algo rojo, deslumbrante -pensó
Entre la neblina perlada de sedas y encajes asomó la oscura culata del revólver.
Algo rojo… -pensó
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario