lunes, 7 de septiembre de 2009

EROTICA

La hoja en blanco me acecha. Sé que hay cosas que plasmar. Sensaciones que volcar, pero no surgen. Confieso. Pienso en el blanco, y se me aparece el blanco opalino de tu simiente que me ha horadado el alma tantas veces. Quizás sea eso lo que me atormenta. Como un vicio, deseo beberme la dulzura de tu virilidad, quiero que la carne rosada de mi boca sea el recipiente para tu placer. Sentirte. Tragarte. Matarte… pero que sigas vivo. Vivo para darme ese blanco tan tuyo, las veces que lo desee, ese blanco objetivo de mis pensamientos más oscuros. Pero no estás. Estás muy lejos…

A veces sueño que caminamos cada uno en vías separadas, en paralelos rieles de ferrocarril. Los caminos nunca se encuentran. Lo sé. Transpiro. Me agito. Doy vueltas hasta despertarme. Cierro de nuevo, muy fuerte los ojos y te pienso. Tu peso sobre mí, mis propias manos tocando el ritmo de tu música en mi cuerpo. Como una melodía “in crescendo”. Recupero tu aroma en el espacio de mi cuarto. La humedad de tu sudor en mis caderas, se desliza y moja las sábanas claras. Y ahí va, ahí llega. La muerte me alcanza con el estallido que me agota y aflora por mi garganta en un feroz grito. Mi espalda se tensa y es un arco.
Y luego ahì… tendida, cuando después de morir vuelvo a la vida, te olvido. O lo intento. Trato de dormirme imaginando tus anchos hombros que se alejan. Imagino un beso, un adiós, una puerta que se cierra. Abro los ojos por última vez antes de rendirme al sueño. El portazo fue tan real, que me asusta, hace que mire a la puerta. Dudo, por un momento, pero veo, al final, que siempre estuvo cerrada… Y me duermo, entre làgrimas.

2 comentarios:

ALFREDO LEGNAZZI dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Marta dijo...

Veo que la sutileza y la ambigüedad del relato es lo tuyo, Alfredo. REcièn leìa tu mail y tus versos y son increìblemente sutiles. Qué loco, las mujeres somos capaces de describir una fantasìa de este modo, y los hombres de hacer los versos màs romànticos... será que cada uno, inconcientemente, quiere agradar a la psique del sexo opuesto???
Gracias siempre por el comentario, y si se siente el cosquilleo, no importa lo literario... misiòn cumplida!!! un abrazo, Marti