miércoles, 13 de mayo de 2009

En el cementerio de Buenos Aires

Buscaba tu tumba.

Buscaba tus restos.

Lloraba en los secos pasillos. Descansaba en bancos marchitos. Olía en al aire tu aliento. Atisbaba en cada placa en la pared de los muertos. Sentía en cada nombre el martirio de la espera.

Fingía no escuchar sus lamentos.

Pretendía no ver, sus manos extendidas hacia mí.

Caminaba por las callejuelas inertes de la ciudad fantasma. Dejaba caer mi cabeza, el cabello oscurecía mi cara.

No te encontraba.

No te sentía.

"No nacido".

Vagaba por las bóvedas aristocráticas. Inclinaba mi andar el peso de las familias llamando. Mojaban mis mejillas lágrimas de padres perdidos, de hijos desencontrados.

Sentía el pesar de los dolores ajenos, de siglos lejanos.

De aquellos que sì habìan “sido”.

Vaciaba mi alma en la búsqueda de tu rostro desconocido.

Vagaba por un Cementerio de Buenos Aires.

Trataba de encontrar el lugar...

Intentaba dormir mi sueño, a tu lado.

4 comentarios:

ALFREDO LEGNAZZI dijo...
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ALFREDO LEGNAZZI dijo...
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Marta dijo...

Es interesante, lo que decìs, quisiera saber si los que me conocen y saben en què ando pueden descifrar esta gran metàfora. Quizà no lo hago tan mal, la poesìa, digo!
En unas pocas frases està la decepciòn que origina esta poesìa y que fue la pèrdida de un embarazo, Oskar:
Buscaba tus restos. El martirio de la espera. No te sentìa. No nacido. Padres perdidos, hijos desencontrados. Aquellos que sì habían sido. Tu rostro desconocido.
Alrededor de estas frases clave se tejiò una poesìa que podrìa tratarse de tantas cosas como vos imaginaste, pero es esto, esto que me toca vivir, ultimamente màs seguido de lo que querrìa.
Abrazos y gracias por leerme, es genial tu novela, un hallazgo.

ALFREDO LEGNAZZI dijo...
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