jueves, 9 de julio de 2009

De las musas y los maestros de las palabras...

Antes de postear el cuento de hoy, quiero mostrarles còmo el maestro Manuel Mujica Làinez podìa describir a una mujer, con calidad y estilo y, a la vez, usar tèrminos sencillos, nada decorados. El tema es la forma, es el còmo, es ese “no se qué” que tienen las palabras simples en manos de un artista. En fin, es el Arte con mayùsculas, ese que todos los que esgrimimos humildes bolìgrafos azules, queremos imitar tratando de que nuestros sencillos trazos se parezcan en un mìnimo a los de los Grandes Maestros de la pluma. Ahí va el párrafo extractado de La Casa, de M. Mujica Làinez:

“A los cuarenta y pico, Rosa seguìa siendo una hermosa mujer. Habìa engrosado, como es natural, y eso que tenìa de adormecido, de voluptuosamente desmayado, eso de las lentas pestañas y la boca mòrbida y las redondas caderas, habìa acentuado su criolla languidez, conservando intacta la llama del deseo de Benjamín.”

Luego va mi cuentito, La Musa de la Bella Edad, que escribì hace un par de años tomando como imagen y musa a mi sobrina Soledad, sus desventuras casi amorosas, sus anhelos y futuros posibles… Y sobre todo, su bondad y la belleza de la que es dueña, ùnica e irrepetible. Sole, un beso inmenso para vos, en uno de los mejores momentos de tu vida, ya lo conocès, el cuento fue para vos y hoy lo compartimos con el ciberespacio… Una expresión de deseo…para Sole… que se cumplan todos tus sueños!!!!

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