miércoles, 15 de abril de 2009

Adiòs (hiperbreve)


Alargo la mano y tengo la necesidad de tocar el verde casi líquido de esos ojos de hombre. Lo hago.
Uso mi dedo índice y el agua salada dibuja círculos concéntricos que no terminan nunca. Un poco se derrama y se forman delgados ríos que fluyen obedientes por surcos de arena marcados a fuego por años de muecas desmesuradas. Más abajo, en un paisaje de rosas pálidos, dos líneas que se engrosan, se afinan o se separan mientras hablás y no te escucho, pero llega el iceberg que exhala tu aliento … y mientras ardo … , me congelo.

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